Sola y necesitada

     Hoy, como otros pocos días desde hace un tiempo, me levanté distinta, con poca energía porque me cuesta siquiera moverme para caminar y con diminutas ganas de hacer algo. 

     Llueve, así que pienso que el día está acompañándome ¿Por qué lo siento de esta manera? Porque lo único que quiero hacer es sentarme, mirarla y escucharla, como lo hago ahora. Mientras entro en pausa y solo me concentro en este momento empiezo a notar que las cosas ya no son suficientes o que estuve equivocada durante mucho tiempo pensando que iba a necesitar determinadas cosas, momentos, personas y sentimientos durante toda la vida pero no es así, ya no es suficiente. Me falta alguien, no hay nombres, solo características. Tengo en mente cuáles, siento que solía tener una, o varias, pero hoy no están. Aunque siempre dije que estaba bien sola y en parte es verdad, hoy puedo reconocer que me mentí porque esta necesidad siempre estuvo ahí.

     Sin intención comencé a visualizar la situación con una persona que, probablemente, encaja en lo que necesito. Sentada en el pórtico de casa mirando hacia el cielo, escucho las pequeñas gotas mientras que mis familia de cuatro patas me acompaña. Continúo pensativa y ahí es cuando empiezas a volverte nítida, te veo a menos de un metro mío, apoyando tu espalda en la puerta sentada con, específicamente, un pantalón pijama a cuadros y tu pelo corto igual que hoy. Tal vez partes de tu cuerpo no logro distinguirlas pero se que sos vos. Intercambiamos miradas por unos segundos que me hacen sentir segura, acompañada, y confirman que esto es lo que quiero. Hay un mate entre nosotras que me recuerda, automáticamente, al desayuno y me recorren los escalofríos porque se que hemos despertado juntas, en el mismo lugar. 

     Hoy se trata de lo sola que me siento, de cuanto me hace falta alguien que viva y me ayude a hacerlo. 

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