Silueta Azulada

     Comencé a preguntarme de que me servía estar llorando tumbada en el suelo si no se resolvería nada pero aun así lo hice, porque al menos podía expulsar todo lo que acumulé en semanas. Me levanté de nuevo con dificultad. Cada canción que pasaba era un insulto nuevo hasta que esa canción llegó a mis oídos, lloré gritando silenciosamente, más difícil aún, para que del otro lado de la puerta no se escuche y pudiera dejar salir todo sin interrupciones. Me sentía vacía y la canción lo reflejaba claramente, caí de nuevo al suelo, arrodillada apoyando mis manos sobre el borde de la ducha expulsando más agua de la que el cuerpo humano puede contener. El llanto no cesaba pero inconscientemente levanté la mirada y la vi, la silueta traspasaba la puerta junto a su aura en forma de bruma azulada, se acercó a mí, no tenia rostro pero si podía sentir esa cálida sonrisa. La miré esperando las palabras que sabía que me harían llorar, aunque también reaccionar, pero no emitió palabra alguna, solo tocó mi rostro haciéndome creer que no estaba sola. A medida que esto pasaba la canción terminaba y yo aún lloriqueaba. De un momento a otro la canción cambió para volver a caer en ese dolor inmenso que me cubría pero, al verme, la silueta parecía preocupada. Canta para mi Jess, sabes la letra, es tu canción de cuna, soltó esas palabras por las que lloré sin parar y entonces entoné, con dificultades, las palabras. Recuerda, mencionó, y recordé esos momentos donde era feliz y sabia que no me dejaría, estaba segura de que no lo haría. Acercó su cabeza y apoyó mi frente junto a la suya, como solíamos hacerlo y asi pude respirar mejor. Minutos luego escuché otra voz en mi cabeza, ella había aparecido dentro de mi sensatez, esa mujer que tanto extrañaba, que me hacia tanta falta, surgió para decirme vos podes, la escuché y solté más lágrimas aún, pero desapareció. La silueta azulina seguía ahi frente a mi sonriéndome, transmitiéndome la seguridad de que esto no iba a durar por siempre. Levántate. Tomé fuerzas para dejar de temblar y me levanté, envolví mi cuerpo con la toalla y antes de salir miré hacia atrás sonriéndole a aquella silueta que tanto me ha ayudado.

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